Historia

HISTORIA

LOS INICIOS DE LA HERMANDAD



Sería sobre las 22 horas del jueves Santo del día 10 de abril del año de 1.941.

Quebrantado el envidiable espíritu de religiosidad y recogimiento que imperaba en el pueblo y en la Nación en el segundo año de la posguerra, salí como de costumbre a tomar café, y al mismo tiempo charlar un rato con algún convecino o amigo, sin tener en cuenta la festividad del día.

Eran las últimas horas del día de Jueves Santo. El Circulo de la Unión era el lugar en que habitualmente nos reuníamos. Esta noche de Jueves Santo, y dada la festividad del día, el salón principal del casino estaba cerrado por orden de la Directiva, y tan sólo en la repostería de dicho Circulo, que permanecía abierta, me encontré con algunos contertulios que, con pena añoraban aquellos años de la anteguerra en los que los actos del culto que en la Parroquia se celebraban culminaban con la salida procesional de las Cofradías existentes en la localidad.

Estos desfiles procesionales que se añoraban contrastaban con los desfiles procesionales que recorrieron las calles del pueblo en este año de 1.941.

Veamos lo que fue esta Semana Santa en cuanto a procesiones se refiere: quince o vente túnicas descoloridas y arrugadas por haber estado escondidas durante la guerra, acompañaban a alguna que otra imagen que, por estar arrugadas por viejas, se habían salvado de la hoguera que se organizó en esta villa a finales del mes de agosto de 1.936, ya que por entonces todo cuento que oliese a iglesia, fue pasto de las llamas.

Como dato anecdótico de lo que fueron los desfiles procesionales en este año de 1.941, solo os diré como el yacente que salio en el Santo Entierro el día de Viernes Santo, fue el busto de un Cristo de limpias, mientras que una persiana arrollada cubierta con una sabana, daba la sensación al espectador de ser el cuerpo muerto del Hijo de Dios sacrificado en el Calvario.

Esto fue lo que se dijo entonces, sin que podamos aseverar la veracidad de este hecho, aunque lo admitimos, dado el espíritu de religiosidad y de devoción que presidió aquella Semana Mayor en que se vivió el drama de la pasión.

Pero sigamos adelante, toda la conversación sostenida en aquella entrañable tertulia estuvo centrada en la Semana Santa, y en los desfiles procesionales.

Es entonces, y siendo ya las once de la noche, de aquella noche de Jueves Santo, cuando uno de los contertulios, que muy bien pudo ser el que os habla, tuvo la peregrina idea de lanzar a los cuatro vientos la siguiente pregunta: ¿Queréis que formemos una Cofradía?.

La idea fue acogida con entusiasmo por todos los que nos encontrábamos reunidos y a partir de este día todos los comprometidos empezamos a trabajar febrilmente en tan ardua tarea.

Disuelta aquella tertulia a altas horas de la madrugada, quedamos en reunirnos nuevamente tan pronto como pasase la Semana Santa.

En esta primera reunión que sostuvimos, una vez pasada la Semana Santa, acordamos por unanimidad poner en mis manos el timón de la recién nacida Cofradía, con el fin de llevar a buen puerto la nave que hizo a la mar la noche de Jueves Santo.

Hora va siendo ya de que demos a la publicidad los nombres de aquellos amigos que me ayudaron en los primeros momentos, y a los que debemos la existencia de nuestra Cofradía. Algunos de ellos ya han fallecido.

Estos fueron, y los cito por orden de edad, los primeros cofrades que se alistaron en las filas de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús en el Descendimiento y de María Santísima de la Esperanza:
  • D. Mariano Villegas L. de Guevara – Medico Titular.
  • D. José Palacios Alises – Funcionario del Ayuntamiento.
  • D. Mariano Valdelomar Rabadán – Maestro Forjador.
  • D. Jesús Santos Fiorito – Depositario de Fondos Municipales.
  • D. Pedro de la Osa Zamora – Barman en aquella noche.
  • D. Isidoro Villalobos Villalobos – Elaborador de Vinos.
  • D. Cecilio Majan Valdelomar – Transportista.
  • D. Manuel Menchero Ortiz – Comerciante de Tejidos.
  • D. Pedro Crespo Díaz del Campo – Profesor de EGB.
Estos Señores que acabo de citar, constituyen el núcleo fundamental de Nuestra Cofradía.

Recuerdo con nostalgia que, en una de las primeras reuniones que sostuvimos, se acordó que cada uno de los señores citados anteriormente, aportasen diez nombres de vecinos de Villarrubia, los que un día más o menos lejano llegarían a ser nuestros primeros hermanos.

Pasó el tiempo, no mucho, y con alegría vimos como a finales de abril de este año de 1.941, ya contábamos con un centenar de afiliados que, apoyando nuestra idea con entusiasmo se integraron en la nacida Cofradía.

Aprovechado las amistades por mi adquiridas el año anterior, o sea el de 1.940, cuya Semana Santa pasé en Sevilla, me puse en contacto con diversos Hermanos Mayores de Cofradías Sevillanas. Estos me proporcionaron reglamentos, que adaptamos a nuestras costumbres, y así vemos como el día 22 de mayo de 1.941, se aprobaron las reglas de Nuestra Hermandad en el cabildo celebrado en la sacristía de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Villarrubia, convertida en sala de Cabildos.


Igualmente en este día salió nombrada la Junta Directiva que había de regir los destinos de la Hermandad que quedó constituida de la siguiente forma:
  • Hermano Mayor: D. Luis Villalobos Villalobos.
  • Teniente Hermano Mayor: D. Mariano Villegas L. de Guevara.
  • Mayordomo: D. José Palacios Alises.
  • Diputado Mayor: D. Mariano Valdelomar Rabadán.
  • Consiliario: D. Jesús Santos Fiorito.
  • Censor: D. Isidoro Villalobos Villalobos.
  • Secretario: D. Manuel Menchero Ortiz.
  • Vocal: D. Pedro Crespo Díaz del Campo.
  • Vocal: D. Cecilio Majan Valdelomar.
  • Vocal: D. Pedro de la Osa Zamora.
Todos estos nombramientos que apuntamos fueron refrendados por el Sr. Cura Párroco asistente al acto, D. Zacarías Carrasco Hernández. Esta fue la primera junta directiva que tuvo la Hermandad.

Una vez aprobados los estatutos y posesionados de sus cargos los que resultaron elegidos, sigamos ocupándonos del desarrollo de la Hermandad.

Puestos nuevamente en contacto con las cofradías sevillanas, y habiendo tomado el acuerdo de poner nuestra naciente cofradía bajo la advocación de Nuestro Padre Jesús en el Descendimiento y de María Santísima de la Esperanza, adoptamos como modelo de túnica las que lucen aquellos cofrades en sus desfiles procesionales e igualmente creamos como escudo de la Hermandad, el calvario que adorna nuestro estandarte, y que distingue a nuestros cofrades.

Durante mi permanencia en Sevilla, conocí al Dr. Agustín Sánchez Cid, que compaginaba el ejercicio de la medicina en aquella ciudad, con la escultura, y estaba ligado con Villarrubia por su matrimonio con una señorita perteneciente a la familia Peñuelas-Real.

Al Dr. Sánchez Cid. le encargamos la talla de Nuestra Señora de la Esperanza, que una vez terminada, estuvo expuesta en la Capilla Sevillana durante algún tiempo, y delante de la cual pasaron diversos artistas para admirar la obra realizada, y por la cual nos cobro la irrisoria cantidad de 5.000 pesetas, ¡No fue mala adquisición la que hicimos!.

Allá por el mes de febrero del año de 1.942, la imagen de Nuestra Señora llego a Villarrubia de los Ojos, y estuvo expuesta en mi domicilio mientras se habilitaba el altar en donde debía de ser colocada dentro del Templo Parroquial.

También por estas fechas, marcamos el itinerario que había de seguir el desfile procesional, e igualmente acordamos la hora de salida de la procesión, fijándose las once en punto de la noche del día de Jueves Santo, en conmemoración de la hora en que surgió la idea de fundar una cofradía la noche del Jueves Santo del año anterior.

Como se presumía que con el tiempo y el afán de innovar podían darse el caso de variar la hora de salida, se tomó el buen acuerdo de rogar a nuestros sucesores se abstuvieran de hacer tal cosa, salvo que deliberadamente, puesto que quedaban advertidos, tratasen de quebrantar la voluntad del núcleo fundador.

Ultimados todos los detalles que lleva consigo el desfile procesional, Nuestra Hermandad salió a la calle por vez primera a las once en punto de la noche del día 2 de abril de 1942, festividad de Jueves Santo.

Este primer desfile procesional se realizo sin túnicas, ya que todavía en España se dejaban sentir los efectos de nuestra Guerra Civil, agravados por la guerra mundial desencadenada, que por aquellas fechas estaba en todo su apogeo.

No había manera de adquirir la tela para la confección de las túnicas.
Por consiguiente la primera vez que nuestra Cofradía hizo su Estación de Penitencia con sus vistosas túnicas, fue el día 22 de abril del año 1.943, festividad de Jueves Santo.

Una vez que tenemos la cofradía en la calle, y en aras de la brevedad, solo nos resta decir como posteriormente se adquirió el Descendimiento, se modificaron las carrozas, se modifico el sistema de alumbrado, etc... Todo ello sufragado con los beneficios obtenidos en rifas, venta de lotería, corridas de toros, porque nos hicimos empresarios taurinos durante algunas ferias y otras fuentes de ingresos más, que en este instante no recuerdo, ya que las cuotas que pagaban los hermanos no alcanzaban ni con mucho para cubrir los gastos que llevaba sacar la procesión a la calle.


Escrito por: Don Luis Villalobos Villalobos

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