11 de febrero de 2011

Sentimiento cristiano


Por: María de la Sierra Carretero Lorente


COMIENZO DE LOS PASOS A COSTAL EN NUESTRA HERMANDAD


Todo comienza de una forma especial por el año 1989. Era una Semana Santa y en el cancel de la Iglesia, Lorenzo Mora, presidente de la cofradía de la Esperanza, invita al hermano Tomás García-Retamero a pertenecer a la junta directiva de la hermandad.

Tomás accede al nombramiento con una sola condición: la promesa de hacer un paso a costal. Lorenzo Mora acepta el nuevo reto, creando un gran revuelo en la hermandad. A la convocatoria de la formación del paso se apuntan 60 personas y juntos abordan el proyecto.

Hacia el año 1990, la cofradía viaja a Sevilla, lugar de referencia de los comienzos de la hermandad. Un grupo de directivos se van a un pueblecito de Sevilla llamado La Rinconada para ver y contratar una pariguela (paso de palio). Llegan a un acuerdo y contratan el paso de palio realizado por la orfebrería Ramos.

La pariguela consta de:
  • Canastilla, con sus trabajaderas.
  • Los respiraderos (en plata repujada).
  • Candelabros de cola.
  • Los varales (compra de segunda mano or falta de dinero). Los varales actuales son nuevos y fueron comprados por la agrupación teatral Virgen de la Esperanza.
Faltaba el techo palio, cuyos trabajos de bordados se realizaron en Bolluyos Par del Condado (Sevilla). La bordadora fue la Señora Ramona y su hija Rocío (bordadoras oficiales de los vestidos y mantos de la Virgen del Rocío). El yerno de la Señora Ramona, Mariano, fue el primer capataz que la cofradía contrató para enseñar a la cuadrilla de costaleros, y estuvo viniendo durante 3 meses todos los fines de semana durante 2 años.

La Semana Santa del 1992 es la primera vez que la hermandad procesiona con el paso de palio acompañado de 36 costaleros, el capataz, Mariano, subcapataz Tomás García Retamero y los contraguías Jesús Valverde y Nicolás Camacho. A raíz de estos acontecimientos la hermandad experimenta un crecimiento de hermanos.

A Mariano le sucedió Tomás García Retamero, quien ha estado al frente del paso durante 19 años. En 2011 tomará el relevo, en este puesto, Miguel Ángel Vallejo.

Hacia el año 1995, un colectivo de jóvenes mujeres de nuestra hermandad y fuera de ella, con inquietudes costaleras, entablan conversaciones con Valentín Mora (actual presidente de la cofradía) para formar cuadrilla.

Se forma un grupo de 50 mujeres unidas por la devoción y el compromiso con el Cristo de la Oración, y juntos deciden encargar la fabricación de un paso de Misterio a costal. El nuevo paso lo realizan en el taller de arte religioso Salmerón, en la localidad de Socuéllamos (Ciudad Real).

Lleva los respiraderos bañados en pan de plata y la cornisa de la canastilla en caoba, todo el cuadro va rodeado de hermosas flores con unas hornacinas con imágenes de los cuatro evangelistas, y en cada extremo del paso lleva un farol cerrado, bañado en plata (orfebrería Orovio de la Torre, en Torralba).

La Semana Santa de 1998 fue la primera en que procesionó este paso a costal, en concreto el 9 de abril de 1998, fecha que puede verse en el escudo de la parte posterior del paso. Dato a señalar es que se trata del primer paso que ha procesionado en Villarrubia portado por mujeres costaleras. El capataz es Nicolás Camacho y el subcapataz Jesús Valverde.

Como nota particular de los pasos a costal de la hermandad de la Esperanza nos engrandece compartir estos sentimientos con hermanos de otras cofradías más allá de colores y rivalidades, compartiendo al mismo Padre y a la misma Madre. Una hermandad abierta a todos y para todos.


EL ARTE DE SER COSTALERO

Una vez contado lo histórico y anecdótico de los pasos costaleros no puedo pasar por alto lo que creo más importante y a la vez esencia principal.

Como en todo funcionamiento interno de las cosas, y más lejos de juicios y valores, hay que estar dentro de las circunstancias y de cada una de las experiencias para poder atrevernos a plasmar a través de la palabra escrita el arte de ser costalero. Arte de sentimientos encontrados, sentimientos compartidos; y lo llamo arte por lo que conlleva ser costalero no una vez al año, sino toda una vida.

Arte de revestirse con los sentimientos de Jesucristo, ajustarse el costal en el corazón del alma, donde no pase desapercibido la indiferencia de los que sufren. Ceñirse la faja con la magia especial del compromiso, la constancia y confianza del hermano; la seguridad del trabajo bien hecho como columna vertebral de nuestra vida; y calzarte las zapatillas del caminar diario, desde la sencillez y el buen hacer de nuestro andar por estos senderos de la vida.

Adentrarse en el mundo de la trabajadera, como en el día a día, con sus idas y venidas, con la carga llevadera y a veces pesada de las injusticias, las tragedias, la enfermedad, el hambre y también de las alegrías, de las esperanzas del trabajo cotidiano hombro con hombro. sentir que no estamos solos, que somos hermanos, en la fe y en el amor de Dios; que caminamos en al misma dirección y al toque del mismo llamador; llamador de esperanza, llamador de compromiso y que en los momentos donde el camino se hace difícil, el paso se hace corto y siempre hacia delante siguiendo la voz del capataz: paso a paso ganado.


Como resumen de todas estas emociones y sentimientos decir que la Esperanza ve lo invisible, siente lo intangible y logra lo imposible.

3 comentarios:

  1. Bonita entrada y bien explicada, aunque creo que con el paso de la Oración en el Huerto, os ha faltado explicar cuando fue el primer año de salida. Que conseguir que hicieran este paso para mujeres costó mucho trabajo para las que en su día tuvieron la iniciativa, ya que por ser mujeres, no se pensaban que fueran a ser capaces.

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  2. Gracias por la aportación del dato de cuando salió es que no es lo mismo pensar que fué dicho y echo a que se sepa que se tardo unos años en aceptar que las mujeres sacaran este paso.
    Que primero estuvimos enseñando con el paso de la Virgen para probar que podiamos y nos hicieran el paso del misterio.

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  3. Enhorabuena por la entrada. Me parece preciosa!
    Pienso que no había una persona más adecuada para explicar ese sentimiento de costalero o costalera.

    Un saludo.

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